Gonçal Mayos PUBLICATIONS

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Nov 10, 2012

15M . INDIGNADOS: LA NUEVA POLÍTICA


Los indignados o el movimiento 15M reaccionan sobre todo en contra de la cínica falta de credibilidad en las explicaciones, argumentaciones y “disculpas” que se han dado a la crisis post2008. Los indignados consideran muy mayoritariamente que ello sólo es un caso especialmente grave de una tendencia que se ha convertido en endémica y cínicamente aceptada por las clases políticas. Indigna la indiferencia e incluso crueldad con que se manifiestan hegemónicamente el “pensamiento único”, el neoliberalismo o el “consenso de Washington” en los medios y “los mercados”.
 
La indignación es una respuesta lógica ante la tendencia a un claro empeoramiento de las condiciones de vida a nivel mundial. Especialmente, indigna que no se haga nada para evitarlo, más allá de financiar con enormes sumas a los que causaron la crisis. Indigna que además se promocione conscientemente el mensaje de que sólo hay ese camino (tan costoso socialmente), que no se busca ningún otro y que el futuro será aún peor, en la misma línea.


MD: ¿Se trata de un problema específicamente español o más bien internacional?
 
GM: Como vemos por la tendencia a generalizarse y extenderse a otros países, detrás de importantes circunstancias nacionales (por ejemplo la situación política y económica española), las causas primordiales son internacionales y probablemente afectan más a los países más desarrollados. Pero no los afecta en exclusiva y, además, éstos tienen en el fondo más margen para atenuar el dolor provocado por la “caída”. En última instancia parece que afectará al conjunto de la humanidad.

MD: ¿Cómo ha colaborado usted con el 15M o el movimiento de los indignados?
 
GM: Creo que el movimiento del 15M, los indignados o de las “acampadas” se caracteriza por la desconfianza en la clase política, en los tradicionales mecanismos de partido o sindicato e –incluso- en los intelectuales “orgánicos” o con tendencia a institucionalizarse de forma permanente. Consciente de ello, me considero un indignado más; eso sí aplicando reflexiones y actitudes que desarrollo en mis clases e investigaciones.

MD: Exponga algo más concreto.

GM: Por ejemplo se me pidió que ofreciera una charla-debate que se alargó por más de 3 horas (videos visibles en Youtube), fue muy seguida, muy activa y apasionada. Ello se debió seguramente al crucial momento en que se dio: justo después del violento desalojo policial de los indignados en la Plaça Catalunya de Barcelona y la posterior re-ocupación de la plaza, y justo horas antes de la victoria futbolística del Barça en la Champions de futbol. Tales victorias suelen celebrarse justo al lado de la Plaça Catalunya, donde acampan los indignados; el peligro era que hubiera alguna interacción violenta.
 
Ese contexto facilitó una maravillosa y apasionante reacción a mi problematización del pensamiento único hegemónico, de la nueva actitud política en las “acampadas” y la importancia de integrar positivamente la marea futbolística que se avecinaba. Sin abandonar la indignación, se percibió el valor positivo de reacciones pacíficas que –aunque tengan un origen futbolístico- también hacen que multitud de gente salga a la calle, a las plazas y haga sentir su “presencia” y (¿por qué no?) su fuerza enorme. Así la gente comprende el poder que atesora y puede “empoderarse” de él para hacerse sentir eficazmente.
 
La idea era fortalecer el vínculo de los “indignados” con el conjunto de la sociedad y evitar cualquier riesgo de enfrentamiento. Calles y plazas son de todos; deben ser el pacífico y habitual lugar de manifestación del sentir social: ya sea alegría, ya sea indignación por el cínico abandono actual de las más elementales exigencias eticopolíticas.

MD: ¿Qué relaciones hay entre los indignados y las acampadas con el Mayo del 68?
 
GM: Los “indignados” se parecen a los movimientos más radicales y creativos del Mayo de 68 por su enfrentamiento a los tradicionales disciplinados partidos y sindicatos “de clase” regidos por cuadros muy comprometidos ideológicamente (que entonces tenían como modelos a Lenin, Trotsky o Mao). Pero se diferencian –creo- por haber asumido la necesidad de aún mayores cuotas de independencia institucional, transversalidad ideológica y social, flexibilidad y democracia interna
 
Entre los “indignados” hay un claro consenso sobre la importancia para la salud del movimiento a largo plazo de que siempre todos los participantes eviten suponer o ejercer ninguna superioridad o guía “intelectual” permanente. Cada uno da sus argumentos y el conjunto es suficientemente lúcido y flexible para saber escoger y propugnar los que más le convienen. Ello da a los “indignados” una flexibilidad y adaptación a las circunstancias cambiantes sorprendente y poco experimentada antes (a pesar de ser una tendencia habitual en los llamados “nuevos movimientos sociales”).
 
Otra semejanza está en la hábil utilización de las posibilidades de comunicación de masas. Si bien en las “acampadas”, al igual que en las recientes “revoluciones árabes” o en el altermundismo, se ha profundizado muchísimo en el uso de las tecnologías comunicativas de la actual “sociedad red”. Muchos de “los indignados” participantes son hábiles expertos e, incluso, potentes creadores de nuevos desarrollos y aplicaciones que anticipan el futuro. Sin duda, la política profesional copiará muchas de las estrategias comunicativas y mobilizadoras de los “indignados”. ¡Esperemos que sea para bien!

MD: ¿Hacia donde imagina que se canalizaran las demandas de los indignados? ¿Algún partido será capaz de capitalizarlas?
 
GM: Como con demandas o movimientos parecidos –el ecologismo, altermundismo o el feminismo-, creo que los indignados tendrán una influencia dispersa y transversal, más que concretarse en un partido. Ahora mismo, todos los partidos y Think Tanks están evaluando el movimiento de los “indignados” y las “acampadas”. Seguramente lo hacen con gran escepticismo, displicencia e –incluso- resistencia, pero les dedican una gran atención. Las consignas e ideas más importantes de los “indignados” son analizadas, quizás no para aplicarlas rápidamente, pero si con la consciencia que marcan el escenario reivindicativo y el sentir social.
 
Algunos partidos y gobiernos tardarán más que otros en incorporarlas, pero creo que tendrán que hacerlo con muchas de ellas, pues son reivindicaciones que han venido para quedarse. El movimiento de los “indignados” cambiará, pero ciertos elementos de indignación permanecerán sin duda como claves de la agenda política de los próximos años o decenios.

MD: Para terminar ¿es optimista o pesimista respecto al resultado del movimiento de los indignados?
 
GM: Quiero ser optimista respecto a los diversos resultados del movimiento de los “indignados” a medio plazo. Además creo el reconocimiento e incorporación en la política oficial de muchas de sus reivindicaciones sería lo mejor para todos, incluyendo a los que no terminan de comprenderlo. Pienso que a medio plazo comportará un significativo cambio en la hegemonía cultural, ideológica o política actual.
 
No son admisibles la indiferencia y el cinismo con que las clases políticas nacionales o internacionales han reaccionado a una crisis que en parte causaron y, en parte, fueron incapaces de prever. Al principio de la crisis del 2008, el pánico se notaba en muchas caras de esa élite, lamentablemente sólo algunos reconocieron errores e hicieron promesas de cambio. Pero ni esos tímidos intentos en la buena dirección se han llevado a cabo en 3 largos y duros años. Al contrario, el mensaje vuelve a ser de un cinismo cruel: todo va a continuar igual, todos vamos a continuar haciendo lo mismo; ¡hay de los damnificados!.

(Entrevista a Gonçal Mayos sobre los “Indignados”, el 15M y las “acampadas” del Mayo 2011)

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